miércoles, 23 de abril de 2008

Otra que va pa' la peña

Claudia y yo teníamos que ir al centro de Lima, por lo que tomamos la línea 87 que va desde San Miguel hasta San Juan de Lurigancho. Subimos al microbús y nos sentamos en asientos separados, ya que el bus estaba casi lleno. Unas cuadras más allá subió una señora con su niño, así que me paré con el fin de cederle el asiento y me acomodé al costado de mi amiga, quien estaba sentada al lado de una chica.

En eso, un tipo de aproximadamente 50 años parado a mi costado me bajó de forma brusca mi brazo del pasamano, desestabilizándome. “Parate bien”, me dijo. Yo le contesté que tenía que cogerme de allí sino me podía caer. Y empezó a refutarme que estaba invadiendo su espacio y que debía moverme de allí. No le hice caso y seguí conversando con Claudia.

Minutos más tarde, la joven que estaba al costado de Claudia se paró dispuesta a bajar del micro. El tipo de mi costado apenas vio que la chica estaba de pie, me empujó con el mero afán de “ganarse” el sitio, sin reparar que yo estaba a su costado, y que, por cercanía, me correspondía el asiento. El hombre se atrincheró del pasamano cerrándonos el paso a la chica y a mí, todo con el fin de sentarse. Claudia y yo le empezamos a recriminar su actitud, pero él, sin vacilar, arremetió contra todos y se sentó, “aplastando” a mi amiga.

En el colmo, una señora de cabellos teñidos salió en defensa del tipo en mención. “Respeta a tus mayores”, nos dijo. Esto nos pareció un error, ya que el tipo nunca nos respetó, ni siquiera pidió permiso, y la falta era por parte de él, así se tratara de una persona mayor. La mujer nos calificó de “irrespetuosas” y “bajadas del cerro”, por lo que Claudia empezó a recriminarle cada palabra dicha. Nos tildó de “ignorantes”, “idiotas”, “feas”, “flacas”, “secas”, “serranas”, y toda una lista de improperios, incluyendo que teníamos bajo coeficiente intelectual y que no deberíamos salir de “nuestro cerro”.

Hasta antes de que la mujer dijera esas barbaridades, pensé que era una pasajera neurótica que salía en defensa de un viejo renegón y abusivo. Sin embargo, al dirigirnos calificaciones de ese calibre, me quedó claro que el viejo y ella venían juntos y que eran un par de desadaptados, probablemente fugados de Larco Herrera.

Y es que cada vez es más común toparse con gente de esta clase en combis o microbuses. Ya no solo hay que cuidarse de los “choros” y los cobradores “abusivos”, sino que también de “neuróticos” que vienen a malograrnos el día. Bastante problemas tenemos nosotros como para cargar con las desavenencias de otros. No jodan.

domingo, 20 de abril de 2008

Mi planta preferida

Tengo una planta de ají que cuido con mucho esmero. Todos los días la riego y la coloco en la escalera que da a mi cuarto. Cuando el ají ya está maduro, lo corto y preparo un buen guiso picante. Me encanta el ají que cultivo.
Pero, en estos días estoy triste y desganada. Ya no me gusta vivir aquí. Y es que en el momento que uno busca soluciones, nunca las encuentra. Al contrario, todo se acorta. Por eso, busco apoyo en el mar, que ayuda mucho a pensar. Allí veo que hay mucha paz, y eso me da tranquilidad, por lo que decido no vivir nunca más en la ciudad. Me mudo a una playa desierta. Allí armo una choza en donde coloco mis frazadas, almohadas, algunos libros y cosas personales que cargo en una caja. Y, por supuesto, mi ya conocida planta de ají. Pero estoy sola en esa playa, y la tienda está muy lejos. Entonces decido hacer un huerto. Cultivo zanahorias, zapallos, apio y algunas hierbas para hacer la sopa. Realmente es admirable como crecen estas plantas en la arena. Incluso cosecho papas y camotes.
Y así, voy ampliando mi gama de cosechas hasta que puedo hacer un gran huerto con diferentes productos. Pero tanta comida me queda grande para mí sola, por lo que decido regalar esos productos a la gente de la ciudad que necesita alimentarse.
Entonces, por primera vez en varios años, tengo que regresar a la ciudad, pero me doy la sorpresa que todas las personas tienen un huerto en sus casas. Cultivan muchos productos, incluso maíz. La siembra y cosecha de verduras y frutas son comunes en todas partes. Los parques están floridos y con frutos dulces. Es asombroso. Ya nadie tiene que pagar por estos productos. Todo es gratis. Veo que las personas están satisfechas, por lo que regreso con mis verduras a la playa desierta y sigo mi vida, al borde de la orilla. Allí puedo meditar y escribir algunas cosas que algún día las publicaré. Espero que sea más tarde que nunca, porque quiero seguir aprovechando del mar y de la brisa.

El comienzo del final




Por tres días me olvidé de todo. Decidimos, él y yo, salir en busca de emociones nuevas. Así que nos fuimos a la estación del tren y compramos dos boletos con destino Kissimmee, en el Estado de Florida. Desde Trenton hasta allá son 24 horas, pero eso era lo de menos. Lo importante era salir de la rutina y disfrutar los últimos días que podíamos pasar juntos, antes que nos separemos.Y así fue. Tomamos el tren y fuimos bajando por los estados del sureste de Estados Unidos. Pasamos por Washington D.C. Carolina del norte, Carolina del sur, Georgia y finalmente, Florida.
Al fin dieron las once de la mañana y yo despertaba de un corto sueño. Me había costado trabajo cerrar mis ojos, porque en el tren hacía frío y nunca nos ofrecieron colchas. En ese instante escuché por los parlantes de los vagones que faltaban escasos quince minutos para llegar a nuestro destino, Kissimmee. Sentí felicidad de llegar, porque luego de haber estado sentada veinticuatro horas, ciertas partes del cuerpo empiezan a doler.Y por fin llegamos.
Bajamos del tren, caminamos por los alrededores y decidimos ir al hotel que ya habíamos escogido previamente por Internet.El hotel era acogedor. La piscina estaba rodeada por los cuartos que parecían mini-departamentos. Entramos al cuarto, dejamos nuestro pequeño equipaje y salimos en busca de comida. Comimos en un buffet que estaba cruzando la pista, paseamos por algunas tiendas aledañas y regresamos al hotel, en medio de una menuda lluvia. Florida es un estado que cautiva con su vegetación. Las palmeras abundan, lo que le da un toque de exotismo. Eran las siete de la noche, aún el sol alumbraba en Kissimmee, pero ese día termino ahí para nosotros.
Los siguientes dos días fueron destinados para conocer los más importantes atractivos de Orlando, es decir, Disney World y Universal Studios. No me extenderé en explicar sobre estas aventuras, puesto que haré un relato especial posteriormente, pero si daré una descripción y colgaré algunas fotos de los lugares visitados.

Disney World cautiva a cualquier persona, no importa la edad. Se vive un aire de magia, la ilusión está en la atmósfera. Los parques son inmensos, por lo que un día no nos bastó para visitar los cuatro parques temáticos que nos ofrecía nuestro ticket de entrada. Solo alcanzamos en ir a tres. Pero fue una experiencia única, en donde volvimos a ser niños tomándonos fotos con Mickey y Minnie.

Universal Studios está diseñado con una temática más adulta, aunque en cuestiones de dimensiones es más pequeño que Disney World. Allí priman los juegos de aventura y las montañas rusas. Nosotros terminamos empapados en un crucero que tenía como protagonista al marinero Popeye. También conocimos a diversos personajes como Shrek o E.T en impresionantes paseos.Ambos días estuvieron llenos de tantas emociones que las horas ni se sentían. El atardecer no se tardaba en llegar.
El último día lo reservamos para disfrutar de la piscina del hotel y del sol que calentaba en Florida. Estuvimos varias horas chapoteando y tomando sol, pero la aventura se tenía que acabar. Luego de comer unas hamburguesas, enrumbamos a la estación del tren en donde esperamos algunos minutos. Tras las ya conocidas veinticuatro largas horas en el tren, volvimos al frío de New Jersey, y a nuestra realidad de la que intentamos escapar por tres días.

miércoles, 9 de abril de 2008

Odio a los cobradores de combi

Estaba en la universidad y recordé que tenía que dejar unos documentos en Monterrico. Por ello, camine hasta la Av. La Marina y tomé una combi línea S que va desde el Callao hasta Ate. No habían pasado ni dos minutos desde que subí y el cobrador ya quería que le pagara. Saque mi carnet universitario y le di un sol.

•¿A donde vas?, me pregunta.
Al puente Primavera, le contesto enérgicamente.
•Es un sol cincuenta hasta allá.
Te estoy pagando medio pasaje, le digo, casi gritando.
Sí pero el medio es un sol cincuenta, me contesta el cobrador con pinta de malandro. Ya me había enojado lo suficiente como para mandarlo a la porra.
El medio es la mitad del pasaje completo, y tú no cobras tres soles de aquí hasta el puente primavera. Te debería pagar menos que un sol, le reclamé.

En ese instante varios pasajeros hicieron causa común y empezaron a vociferar y a calificar al cobrador de abusivo y ladrón. Este se quedo callado y ya no volvió a molestar hasta después de un rato, en que insistió que le pagara el pasaje completo. Muy molesta le dije lo mismo que la anterior vez y no le hice caso.

Y es que estos tipos no respetan el carnet universitario ni las tarifas establecidas. Les importa un bledo y cobran lo que se le venga en gana. Desde hace algunos años cobran un sol o más por el pasaje universitario, lo que viene a ser la misma tarifa que un pasaje completo. Entonces, ¿Cuál es la lógica del medio pasaje? ¿es una burla o qué?

Si bien no tengo que estar peleándome diariamente con estos abusivos cobradores, porque suelo viajar en buses grandes donde el medio pasaje vale ochenta céntimos (que tampoco es la mitad del pasaje completo, pero es un precio más razonable), pobre de los universitarios que sí tienen que trasladarse en combis y aguantar este tipo de majaderías. Ya es hora de hacernos respetar y hacer valer el derecho al medio pasaje.

Caida libre

Quiero compartir este video en homenaje a Frankie, con quien me disculpo por romper la promesa que le hice.

martes, 8 de abril de 2008

A la hoguera


Durante las últimas semanas los medios de comunicación han criticado y denunciado a Laura Bozzo y su Reality Show, ya que se ha demostrado que ella y su equipo de producción compraban testimonios falsos utilizando, en muchos casos, a menores de edad. Por este motivo, se comenta que en las próximas semanas un grupo de selectos abogados americanos la demandarán en tierras anglosajonas, donde su programa es transmitido.
Para ello, un grupo de periodistas limeños, teniendo como cabeza a Jaime Bayly, han llamado a todas las personas que hayan participado en el infame programa contando testimonios falsos. Lo que se busca es unir causa y enjuiciar a la autollamada “Abogada de los pobres”, a Telemundo y a la casa productora. Si bien este hecho, tal y como lo dijo un reconocido abogado, no puede ser considerado un delito, lo que sí se puede hacer es pedir una indemnización para las numerosas familias que se han visto afectadas por este programa.

Y es que “Laura en América”, como era llamado el programa en sus inicios, era un espacio donde las personas se destapaban secretos entre ellos, de manera cruda y vulgar. Al comienzo, los programas causaban pena o cólera ajena, sin embargo, la repetición de casos y la sospecha de que se trataban de testimonios falsos, hizo que el reality show diera vergüenza o que, en el mejor de los casos, causara risa.

Cualquiera que haya visto el programa en sus inicios recordará que ya en esa época se la acusaba de comprar a sus panelistas. Pero, la gota que derramó el vaso fue cuando su programa empezó a ser transmitido por la cadena internacional Telemundo y estas escenas bochornosas fueron vistas por millones de personas en Estados Unidos. La imagen de los peruanos quedó reducida al punto de presentarnos como drogadictos, prostitutas, violadores, “pegalones” o “regalonas”.

Laura Bozzo es un personaje pintoresco en el Perú. Cuando le va bien en el país, ama al Perú y dice trabajar por “sus madres de familia”. Cuando le va mal, se va a cualquier país vecino a decir que en su patria la maltratan y que ella no desaparecerá, ya que “hierba mala nunca muere”.

A los que odiamos la hipocresía esta actitud nos saca de quicio y por eso quisiéramos que a Laura Bozzo o la encierren de por vida, o que se vaya a otro sitio. Esperaremos ansiosamente con que nueva historia nos sale la “señorita Laura”.

Carretas de carrera

Necesitaba unos materiales y, como en estos tiempos no se puede derrochar el dinero, fui al Centro de Lima en donde era seguro que encontraría lo que quería a bajo precio. Y fue así. El dinero con el que contaba me alcanzó para comprar lo que necesitaba y aun me quedó para la mazamorra morada. Entonces, me acerqué a una carretilla y en el momento en que la vendedora me daba este postre, zas! Una carreta repleta de bultos me tumbó y me hizo derramar el vaso con la mazamorra. Reaccioné gritándole al hombre que llevaba esa carreta, pero él poco caso me hizo y siguió su camino a toda carrera gritando ¡permiso, permiso…!

Estas carretas manejadas por unos tipos sin reparos de llevarse de encuentro a quien tengan a su paso son una verdadera bomba de tiempo en Mesa Redonda. Y es que si por algún motivo no alejado de la realidad sucede un incendio o un temblor, estas carretas conducidas por cargadores o estibadores pueden hacer difícil e incluso ocasionar desgracias mayores, porque sencillamente obstruyen el paso por las estrechas calles de Mesa Redonda.

Resulta molestoso e incómodo caminar apretadamente por conseguir lo que se busca, considerando la gran cantidad de personas que se conglomeran en este lugar para, además, tener que soportar la impertinencia y brusquedad de estos estibadores que se creen autos de carrera. No tienen consideración con nadie, ni con ancianos ni con niños. No les importa nada, golpean y botan gente con tal de llevar sus bultos sin darse cuenta que están ocupando la mitad de la pista. Y si por negligencias o azar ocurre alguna emergencia en Mesa Redonda, una ambulancia o un patrullero no puede pasar, porque las calles son bastante angostas, y agregándole los ambulantes y estas odiosas carretas, la llegada de las unidades resulta casi una hazaña. La desgracia se multiplica.

Se entiende que Mesa Redonda es un centro de comercio mayorista y por ello es lógico que existan estas carretas que llevan mercadería y demás paquetes, pero ¿por qué tienen que circular en la mañana o en la tarde cuando hay más afluencia de público? ¿Por qué no solo reglamentarlas en la noche? ¿Por qué el alcalde no despeja esta zona del Centro de Lima que ya tiene antecedentes como el incendio de hace varios años que dejó centenas de muertos?
Esos llamados estibadores son solo uno de los tantos problemas que tiene Mesa Redonda. Hay que empezar tratando de solucionar lo más pequeño para luego buscar soluciones más generales. Por ahora, las carretas cargadoras de bultos deben ser erradicadas o reglamentadas a que solo se hagan uso de ellas en la noche. O que se señale una zona exclusiva para carretas cargadoras alejada de la vía delimitada para el público.

Los cargadores deben darse cuenta que no pueden arremeter contra cualquiera en el afán de llevar sus paquetes. Resulta molestoso y casi imposible poder caminar sin ser atropellada por uno de estas carretas. La próxima vez que vaya a Mesa Redonda tendré que alquilar una avioneta si no quiero ser atropellada por una carreta y si se me antoja una mazamorra mejor me la prepararé en mi casa.

miércoles, 2 de abril de 2008

Autos y más autos



Los autos nunca fueron mi afición. Nunca llamaron mi atención. Pero el de mi enamorado, sí. Y fue por él que aprendí de forma rudimentaria sobre carros de colección. Hace un par de meses lo acompañé a un autoshow y grande fue mi emoción al ver la monstruosidad de autos que se exhibían ahí. El solo acto de subirse a un Audi, un Mustang o un Corvette ya transmitía la sensación de adrenalina. Y es que estos autos son los “mejorcito” del mercado automovilístico. Según expertos mundiales, el reciente Audi R8 ha sido catalogado como el “Auto de mejor diseño” y de “mejor performance” de este año.

En el autoshow de Frankfurt del 2007 presentaron el último auto de la marca italiana Lamborghini. Se trata del Lamborghini Reventón. Esta maravilla esta inspirada en un avión caza f22 Raptor, con un motor de 650 caballos que desarrolla una velocidad de 340 Km por hora. El chasis es de un compuesto de fibra de carbono que lo hace ligero. El precio supera el millón de euros. En un comienzo solo se hicieron veinte para los coleccionistas, pero tuvieron que ampliar hasta cien por la gran demanda.

Pero el auto que más llama mi atención es el Corvette ZO6 7.0 V8. Este auto tiene una potencia de 512 CV y alcanza una velocidad de 320 Km por hora. Sin embargo, en la realidad, difícilmente pueda adquirir algún día un auto como estos. Me conformaré con seguir yendo a autoshows o viendo autos de la Nascar hasta que algún día, no muy lejano, pueda comprarme un Volkswagen escarabajo moderno.