domingo, 20 de abril de 2008

El comienzo del final




Por tres días me olvidé de todo. Decidimos, él y yo, salir en busca de emociones nuevas. Así que nos fuimos a la estación del tren y compramos dos boletos con destino Kissimmee, en el Estado de Florida. Desde Trenton hasta allá son 24 horas, pero eso era lo de menos. Lo importante era salir de la rutina y disfrutar los últimos días que podíamos pasar juntos, antes que nos separemos.Y así fue. Tomamos el tren y fuimos bajando por los estados del sureste de Estados Unidos. Pasamos por Washington D.C. Carolina del norte, Carolina del sur, Georgia y finalmente, Florida.
Al fin dieron las once de la mañana y yo despertaba de un corto sueño. Me había costado trabajo cerrar mis ojos, porque en el tren hacía frío y nunca nos ofrecieron colchas. En ese instante escuché por los parlantes de los vagones que faltaban escasos quince minutos para llegar a nuestro destino, Kissimmee. Sentí felicidad de llegar, porque luego de haber estado sentada veinticuatro horas, ciertas partes del cuerpo empiezan a doler.Y por fin llegamos.
Bajamos del tren, caminamos por los alrededores y decidimos ir al hotel que ya habíamos escogido previamente por Internet.El hotel era acogedor. La piscina estaba rodeada por los cuartos que parecían mini-departamentos. Entramos al cuarto, dejamos nuestro pequeño equipaje y salimos en busca de comida. Comimos en un buffet que estaba cruzando la pista, paseamos por algunas tiendas aledañas y regresamos al hotel, en medio de una menuda lluvia. Florida es un estado que cautiva con su vegetación. Las palmeras abundan, lo que le da un toque de exotismo. Eran las siete de la noche, aún el sol alumbraba en Kissimmee, pero ese día termino ahí para nosotros.
Los siguientes dos días fueron destinados para conocer los más importantes atractivos de Orlando, es decir, Disney World y Universal Studios. No me extenderé en explicar sobre estas aventuras, puesto que haré un relato especial posteriormente, pero si daré una descripción y colgaré algunas fotos de los lugares visitados.

Disney World cautiva a cualquier persona, no importa la edad. Se vive un aire de magia, la ilusión está en la atmósfera. Los parques son inmensos, por lo que un día no nos bastó para visitar los cuatro parques temáticos que nos ofrecía nuestro ticket de entrada. Solo alcanzamos en ir a tres. Pero fue una experiencia única, en donde volvimos a ser niños tomándonos fotos con Mickey y Minnie.

Universal Studios está diseñado con una temática más adulta, aunque en cuestiones de dimensiones es más pequeño que Disney World. Allí priman los juegos de aventura y las montañas rusas. Nosotros terminamos empapados en un crucero que tenía como protagonista al marinero Popeye. También conocimos a diversos personajes como Shrek o E.T en impresionantes paseos.Ambos días estuvieron llenos de tantas emociones que las horas ni se sentían. El atardecer no se tardaba en llegar.
El último día lo reservamos para disfrutar de la piscina del hotel y del sol que calentaba en Florida. Estuvimos varias horas chapoteando y tomando sol, pero la aventura se tenía que acabar. Luego de comer unas hamburguesas, enrumbamos a la estación del tren en donde esperamos algunos minutos. Tras las ya conocidas veinticuatro largas horas en el tren, volvimos al frío de New Jersey, y a nuestra realidad de la que intentamos escapar por tres días.

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